El Demoledor — 12 abril, 2016

EL FACTOR GOYO

Por

goyo

Goyo no es “santo” de mi devoción, pero una vez más ha demostrado que manda en las urnas, al menos en los confines de la región Cajamarca.

Que Goyo reedite una hazaña electoral cambiando de partido, de color, de símbolo y desde un centro penitenciario, es un decoro electoral como para quitarse el sombrero.

Discrepo con mis homólogos que a estas alturas de la nueva victoria del comunista, hacen denodados esfuerzos por restarle sus méritos electorales, auto consolándose que lo han vencido en uno que otro distrito, o una que otra mesa de votación. El cómputo es global en la región; “Aquí manda el pueblo”, tal como lo acuñaron los “camaradas”.

Deben aceptar y asimilar los resultados que están como para darles una buena masticada y ya las digo más adelante por qué. Tampoco cuenta el marcador dictado en los escrutinios, si fue bien abultado o más ajustado. No me puedo imaginar en el futbol apaciguando a mi enardecido aficionado que Brasil en las eliminatorias pasadas nos dio 5 a 0 y esta vez fue 4 a 1. Cuanto hemos mejorado, por Dios.

Ahora bien, este mismo y modesto llamado de atención creo que también le es aplicable para los aires triunfalistas de los admiradores de Santos que si bien es cierto interpretan el nuevo triunfo de Goyo como un sinónimo de firmeza en la voluntad regional del “Conga no va”, porque ciertamente hay que entender que Santos representa la tenaz oposición a Conga; también es cierto que Cajamarca es apenas una voz entre tantas regiones de todo un país en su gran dimensión pintado de naranja a partir del último domingo y  siguiendo esa misma línea “En el Perú manda también el Pueblo” y podría ser interpretado esa inmensa mayoría nacional con otra postura muy distante a la de la oposición minera liderada por Santos en Cajamarca.

Termino. Esta mancha gris que contrasta en el nuevo mapa político peruano invita a una modesta reflexión: Al electorado que hace tiempo sigue a Goyo, poco le importa las denuncias y cargos habidos y por haber por delitos de corrupción. Condenado o absuelto, estoy convencido poco va a impactar en el fiel sentimiento que casi como sangre llevan en las venas a Goyo (Casi, casi padecen de los mismos síntomas que los fujimoristas le guardan a su líder también preso).

No estoy descubriendo la pólvora, pero los adversarios de Goyo deberían dejar de subestimarlo, su liderazgo del comunista está reflejado en esa esperanza que representa para el sector excluido de esta parte del país, Goyo les significa una garantía para la inclusión social, les ha dado una cuota inicial con su populismo, pero eso no es todo. No estoy proponiendo que los rivales sigan la línea de Goyo, pero modelos y propuestas aparte, urge cubrir esa brecha social para la felicidad de todos.

Este pueblo sumido en el sótano de la pobreza necesita urgente presencia del Estado y Goyo necesita estar, ojalá libre, para poder demostrar a sus firmes seguidores y competidores ser capaz de poder cumplir con esa gran trasformación, salvo lo anticipe otro líder dispuesto a atender ese innegable clamor cajamarquino, reflejado en las urnas a manera de protesta.


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