Opinion — 8 enero, 2018

La política y los politiqueros

Por
Por: Mesias Guevara Amasifuen

La política es una de la actividades humanas más complejas,  para entenderla hay que verla de diferentes ángulos y apoyado de diversos enfoques. Al hacerlo podemos decir que es un instrumento que nos ayuda a construir y desarrollar el bienestar social, solucionando problemas a través de un real y efectivo manejo de los recursos del estado.  Pero si ese es el fin, ¿porque muchos ciudadanos la rechazan y la ven como actividad casi ilícita?

Sucede que en el escenario hay otro protagonista y es el político, aquel por cuyas actuaciones y decisiones se califica a él y a la política, llegando casi siempre a la generalización. Las personas dedicadas a la política son pocos y es un pequeño mundo donde la mayoría son politiqueros.  Estos han convertido a la política en su reino. Desconocen el concepto de patria.

Los politiqueros son reyezuelos, se juntan para formar cofradías, se distribuyen en diversos partidos políticos con el objetivo de ampliar su círculo de influencia y así poder defender intereses subalternos. Al final se convierten en títeres de los grupos de poder. Estos son peligrosos para la sociedad, actúan con mucha audacia y habilidad, compiten con el camaleón cambian de acuerdo a la circunstancia, son afables y diplomáticos en época electoral, fiscalizadores duros e implacables con sus adversarios cuando buscan un titular, carismáticos y sonrientes cuando quieren tapar algún escándalo. Son incoherentes dicen una cosa y hacen otra. En cierta oportunidad uno de ellos hacía gala de su arte y manifestaba: “Al gobierno se entra por la izquierda para gobernar con la derecha”.

Cuentan con diversas herramientas tienen dinero a raudales y fácil acceso a medios de comunicación. Los programas políticos de radio y televisión, no pueden salir al aire si estos no están presentes, su opinión sesgada y parcializada no puede estar ausente. Muchas veces sus opiniones no cuentan con la argumentación seria y el pueblo en general queda sorprendido y decepcionado sobre todo por la tribuna que les dan.

Al politiquero no le importa el país y su gente, solo esta para gritar, insultar e intimidar a los peruanos de buena voluntad. Está para cuidar las espaldas de sus jefes a los que no conocemos porque no dan la cara, son clandestinos y están tras bambalinas. El politiquero se caracteriza   por no tener escrúpulos, por usar como argumento la mentira y la maledicencia, por negociar bajo la mesa sin importarle los intereses nacionales, son amorales. No tienen ni principios ni ética. Ven al estado como  un botín al que buscan saquear y esquilmar. Para ellos la política es un medio para enriquecerse, manejan muy bien la componenda y el negociado, mezclan el negocio privado con el público, idolatran la traición a la que ven como un medio para alcanzar sus objetivos. El imperio de la ley no existe, viven en la época feudal. Confieso que al momento de escribir estas líneas muchas caras conocidas fuera y dentro de mi partido pasan por mi mente. 

A los politiqueros hay que combatirlos con firmeza y valentía, estos ponen en peligro el futuro de nuestro país y de nuestra gente, en especial el de nuestros hijos y nietos. No podemos ser indiferentes ante ellos, debemos desenmascararlos, así nos persigan y levanten infundios. Hay que jubilarlos no permitamos que se reciclen y que cambien de discurso de acuerdo a su conveniencia. Usemos los medios alternativos porque los medios tradicionales como radio y televisión están  solo para los politiqueros, el Internet es nuestro gran camino. Salgamos a las calles y viajemos por el Perú predicando con argumentos sólidos contra los politiqueros. Que la escasez de dinero no sea un obstáculo. Movilicémonos en combi, bus y canoas pero siempre con altivez y orgullo de ser un peruano de bien. Hay que decirle al pueblo que la Política es un instrumento real que nos permite solucionar nuestros problemas y que debemos participar en ella de manera masiva, porque si no actuamos y participamos estamos dando un cheque en blanco a los politiqueros, para que definan el destino de nuestro país. Es la hora de la acción de los “viejos jóvenes” y de “los jóvenes, jóvenes” porque el presente y el futuro nos pertenecen, construyámosla sin los politiqueros.


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