Se marcha entre los eternos cantos de alegría: ¡Unsha, Unsha!

HOMENAJE

Aquella noche entre los naturales y extranjeros que acudían con frecuencia a su local del jirón Amalia Puga, deje de pasar por desapercibido, cuando en la cordialidad que lo caracteriza, don Jaime, mencionó mi nombre completo y me dedicó algún carnavalito de su amplio repertorio.

Bailamos y cantamos hasta más no poder en su “Unsha, Unsha”, y salimos repitiendo esta frase, contagiados de su calidad humana para brindar la hospitalidad y el infinito canto a los visitantes atraídos por el también incomparable carnaval cajamarquino.

En su página se lee algo así:

Dentro de los ritos mágicos del curanderismo cajamarquino el chamán usa una corta expresión “usha, usha” para alejar todos los males, espantar los malos augurios. Este enunciado también es usado por los campesinos de esa ciudad para arrear a los animales.

Jaime Alberto Valera Bazán se basó en esa voz para llamar a su local “Usha, usha”. Seguro de que este nombre enmarcaría la cultura de Cajamarca, y que además, apartaría cualquier negatividad. Y así sucedió y sucede. El local ha servido como medio para trasmitir la historia, tradición, costumbre, comida y lugares turísticos.

Hoy al conocer el viaje definitivo de nuestro entrañable amigo, nos va a quedar de recuerdo sus altos que en cada canto hacía para compartir anécdotas y sabios consejos en su pequeño local a media luz, pero por sobre todo ese gesto del hombre alegre, cordial y sociable, que lo ratifican como único e incomparable.

Descanse en Paz.

El Editor