Beto Arana es el regidor más joven del actual Concejo Provincial de Cajamarca, honra a los jóvenes emprendedores cajamarquinos, es uno de esos tipos de acción y resultados, practica la proyección social, pero ahora en su nueva faceta de político para cumplir su natural vocación de servicio tropieza con esas clásicas barreras de la administración pública.   

El tradicional cajamarquino que se hizo desde abajo se refleja en Beto, quien se instaló con su primera tienda de repuestos automotrices cuando la vía de evitamiento estaba todavía despoblada. Desde entonces con su señora madre han estado siempre bregando en el campo de la metal mecánica y poco a poco han ido creciendo en cada negocio afín al parque automotor y ahora generan fuentes de trabajo y oportunidades para más jóvenes de esta ciudad.

Beto dedica varias horas de su tiempo a atender en su despacho de regidor, recibe a gente humilde que quiere de sus autoridades respuestas inmediatas para la solución de sus problemas, le ha tocado encarar por su cuenta propia muchas de esas salidas que no le permite la burocracia edil, porque no le agrada mucho decirles a los ciudadanos, “vuelvan ustedes mañana”.

Hace unos días pasamos por una de sus tiendas, ya caída la noche, el regidor Beto estaba tendido en el suelo haciendo su chamba que le caracteriza con la asistencia de su señora madre, para él, cargar esa medalla de concejal, es más que otro desafío a su laboriosidad, con alguna dosis de sencillez.