Hace unos instantes volví a la cocina después de un par de décadas. Me encanta la gastronomía de mi país en todas sus variedades, pero para someterme en los espacios lacrimógenos y las altas temperaturas y la mezcla de utensilios y cortes ágiles, prefiero el momento crucial de la probadita y el toque del gusto final, el catador oficial de mi hogar, así designado por imposición de mi señora madre, la otrora cocinera oficial de la familia.
Tenía que cumplir con la promesa que les hice a los amigos del programa culinario “Inqhay Tv”. Recordé entonces que mi incursión con las cacerolas y sartenes comenzó en la época universitaria en aquél cuartito de la Avenida España de Trujillo cuando el hambre me invadía y mis hermanas, desde Ciudad Eten – Chiclayo me enviaban las recetas y parte de los ingredientes vía Entrafesa. Los sudados al estilo norteño me salían así a lo bestia con el pescado más común del mercadillo ubicado al frente de aquella “residencial universitaria”: el jurel. Ahora estoy transpirando porque el Chef Omar me sugiere hacerlo con tres pequeñas Cabrillas, pero con todas las técnicas de la moderna cocina peruana que está en todo su apogeo internacional y eso me está preocupando porque han venido bastantes amistades que no están esperando tragar por tragar. ¿En qué líos me habré metido? este mediodía en las vísperas de mis 45 dispuesto a agasajar a todo un auditorio de esta nueva propuesta de la televisión local.
No me veo haciendo algo técnico en la cocina, pero esto ha sido como una clase magistral, zanjando perpendicularmente el pez de nombre sugestivo, poniéndole sal al gusto, preparando en el aceite dorado una masa a base ajo, cebolla tomate, ají, otros condimentos, unas gotas de chicha de jora guardadita que ha sobrado del carnaval cajamarquino, con un rocoto camuflado y siendo cómplice de esa clásica encerrona de las tres cabrillas con 4 cangrejos de acompañantes, sometidos a un sauna, para luego ir a reposar en ese aposento de camotitos rojos, decorados con lechuga y yuyo y por supuesto todas esas cosas que emocionan a los paladares de los testigos que ya están por atacar antes que despidan el programa que se editará para el sábado y domingo a las 10 de la mañana.
Volver a la cocina me ha resultado tan terapéutico, como volver a escribir, todo un arte, porque hoy sentí que también detrás de cada plato peruano hay toda una historia que contar. A comer.











