PACIENTE DENUNCIA AL CIRUJANO PEDRO ZAMORA POR PERFORARLE LA TRAQUEA
El superintendente de protección de Derechos de la Salud, Omar Virgilio Trujillo Villarroel en carta dirigida al ciudadano Segundo Agustín Marín Chávez en referencia al caso de Carmen Marín Chávez contra la mala atención en la clínica Centenario Peruano Japonesa señaló que de las diligencias de intervención e investigación del caso, el expediente será remitido a la Intendencia de Fiscalización y Sanción para que evalue el inicio de procedimiento administrativo sancionador.
EL CASO
La confianza en la medicina no debería ser una apuesta mortal, pero en la Clínica Centenario Peruano Japonesa lo fue para Anabel Marín Chávez. Entró a quirófano confiando en el cirujano Luis Pedro Zamora González, pero salió con la vida destrozada: cuatro meses de hospitalización, 20 días en coma y secuelas irreversibles.
Todo comenzó cuando Zamora la convenció de adelantar la cirugía ingresándola como «emergencia», sin evaluaciones previas ni protocolos adecuados. No vio al cirujano antes de la operación. El anestesista apenas verificó su peso y alergias antes de sedarla. Despertó con un dolor insoportable en la garganta. A su lado, un anestesiólogo solo pudo repetir: «Señora, perdóneme, perdóneme… lo intentamos… tres anestesiólogos lo intentamos y no pudimos hacer nada.»
Le habían perforado la tráquea
Presa del dolor, exigió ver a Zamora. Nunca apareció. Fue trasladada a la UCI, donde pasó 20 días en coma. La clínica, en lugar de asumir su responsabilidad, la obligó a «firmar» documentos cuando ni siquiera podía sostener un lapicero.
Cuando finalmente Zamora apareció, su respuesta fue tan cruel como inaceptable: «De mil pájaros, uno se pela. Te tocó a ti. Mala suerte.» Mientras luchaba por su vida
Hoy, Anabel sigue luchando. No solo por su recuperación, sino por justicia. La Clínica Centenario intentó encubrir su caso, Zamora jamás asumió responsabilidad y el sistema sigue protegido.
¿Cuántas vidas más deben ser destruidas antes de que algo cambie? La impunidad no puede seguir siendo la norma. ¡Es hora de exigir justicia!