CUELLO LARGO.

Mario Calderón.

Más allá de las fundadas sospechas que la ciudadanía pueda tener – irritante para muchos – sobre el dinero entregado por la constructora Odebrecht para la campaña presidencial de los Humala – legalmente – con todo lo que se viene acopiando al seno de las investigaciones, puede haber en ello el suficiente peso probatorio, para que la justicia le pueda propinar a la ex pareja presidencial, un ejemplar escarmiento?

Algo de memoria. En el caso de los diarios chicha, el ex presidente Alberto Fujimori, gracias a un tecnicismo legal, fue absuelto, con la abundancia probatoria de que las arcas del Estado, taimadamente fueron saqueadas. La absolución, no tuvo mayor rechifla en la opinión. La sobrecarga de un escándalo tras otro, ayuda a su pronto olvido. Ciertamente, cada caso es distinto, pero lo criterios para traerse abajo la presunción de inocencia de un ex presidente, exige normalmente más rigor en la carga de la prueba comparado a la de cualquier ciudadano que es sometido al ajusticiamiento. No es lo mismo juzgar a un ex presidente, que a un ciudadano de a pie.

Lo mediático de la acusación suele tener el ojo atento de la crítica profesionalizada, gustosos a cuestionar cualquier anomalía sustancial o procesal. El juzgador despierto ajusta sus clavijas procesales para evitar los errores. Si algunas bondades tiene lo mediático, es que las garantías discutidas públicamente, cobran mayor importancia para la defensa del imputado. No suele darse una descara tropelía como ordinariamente ocurre en otros procesos a la sombra del silencio.

La defensa de Humala – a través de sus declaraciones en los medios – denota algo muy claro. Está en la primera línea de la discusión sobre el presunto dinero llegado desde la constructora. Exige pruebas. Todo parece indicar que el rastro de los acuerdos de dicha entrega se queda solo en la palabra de los delatores. El único indicio que le da respiro a la investigación, son las agendas de Nadine, que tendrán que ser cuidadosamente desmenuzadas para arrojar mayores luces en una acusación. El poder judicial acaba de rechazar el pedido de exclusión de las agendas, de la investigación, algo que puede complicar.

La segunda línea de discusión, es que el dinero entregado a un partido para una campaña no constituye un ilícito. El que recibe no es funcionario, es un candidato. De ahí que el padre de Humala haya sostenido – a su irreverente manera – que era apoyo ideológico y no soborno, bajo la lógica común que sólo es sobornable, un funcionario.

La tercera línea es, de qué manera la constructora pudo haber sido favorecida en el régimen de Humala? Arduo trabajo para los fiscales de investigación, pues, la única manera de llegar a conclusiones sostenibles, es hurgando minuciosamente el contenido de los contratos celebrados entre el Estado y la Constructora. Así, cada tramo complejo de las líneas necesitará más que sospechas para afianzar una condena que sea sostenible. Hay anuncios de parte del ex presidente de participar en la campaña presidencial del 2021, típico recurso para que la idea vaya calando que la investigación, es más política, que legal.

Cajamarca, 21 de abril de 2017.